Cuando hablamos de la “esperanza de la descarbonización”, nos referimos a la visión y al potencial inmenso de un futuro en el que la economía global opere con emisiones mínimas de dióxido de carbono. Este ideal no solo ayuda a mitigar los devastadores efectos del cambio climático, sino que también fomenta un entorno más saludable y sostenible, vital para el bienestar de las generaciones futuras. Esta visión está en el corazón de las políticas climáticas y ambientales contemporáneas, reflejando una urgencia global por proteger nuestro planeta.

En este contexto, las grandes corporaciones juegan un papel crucial, ya que están cada vez más comprometidas con la adopción de objetivos ambientales ambiciosos. Este compromiso va más allá del cumplimiento de regulaciones estrictas; resuena profundamente con los valores y preocupaciones de consumidores, inversores y comunidades globales. Para estas empresas, convertir la esperanza de un mundo más limpio en una realidad tangible se ha convertido en una prioridad estratégica.

La inteligencia artificial (IA) emerge como una herramienta transformadora en este panorama. Mediante soluciones innovadoras como las proporcionadas por TSC.ai, la IA se convierte en un catalizador para el cambio, permitiendo que las empresas gestionen de manera más efectiva la avalancha de información y los cambios rápidos del mercado. En un mundo donde los organismos gubernamentales y no gubernamentales a menudo luchan por mantener el ritmo, la IA posibilita que el sector privado avance a una velocidad superior, anticipando necesidades y adaptándose rápidamente a nuevas realidades.

La IA, aplicada al área corporativa, facilita una gestión proactiva de las cuestiones ambientales y mejora las relaciones con actores clave en distintos contextos y geografías, optimizando el acceso y uso de datos para una planificación y toma de decisiones más estratégicas. Esto conduce a una implementación más rápida y focalizada de objetivos de eficiencia energética. Con la IA, preguntas cruciales como “¿Qué está sucediendo?”, “¿quién está influyendo en el debate?” y “¿cuál es la mejor estrategía que puedo implementar?” encuentran respuestas claras y efectivas.

En resumen, la tecnología y la IA no solo nos ayudan a entender y conectar con el mundo de manera más eficiente, sino que también facilitan la transición hacia una economía global más sostenible, siempre poniendo a la persona en el centro de todas las decisiones. Esta conjunción de tecnología avanzada y compromiso humano es esencial para realizar la visión de la descarbonización y asegurar un futuro próspero y sostenible para todos.

* Natalia Tolossa é Business Development Analyst na TSC, Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de Córdoba y Máster en Relaciones Internacionales por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro.